Cuando de limpieza del hogar se trata, sin duda, el mayor de los quebraderos de cabeza que pasamos se refiere a la limpieza del cuarto de baño, nuestro templo de la higiene, y que a la vez, curiosamente, es el lugar de la casa donde más microbios se producen.
Existen algunos pequeños trucos de limpieza que nos ayudarán a mantener más limpio el baño, y por lo tanto, podremos tener una higiene más segura.
Cuando hablamos de limpieza de cuarto de baño, tal vez la primera imagen que se nos viene a la cabeza sea la del inodoro o WC, y esto está relacionado con el hecho de que este elemento sea el más importante de limpiar y el cual debemos de limpiar con más frecuencia y más profundidad.
Hay que limpiar continuamente, utilizando básicamente un producto desinfectante, a poder ser, de calidad, y limpiando todas las zonas del WC, tanto interiores como exteriores, ya que las bacterias se acumulan en todas las partes del WC.
La cal y las manchas en la parte baja de la taza, son nuestros mayores enemigos con el paso del tiempo, ya que la cerámica sanitaria es un material bastante complejo y delicado.
Un truco que podemos utilizar para limpiar este tipo de manchas es el vinagre blanco, ya que esta sustancia tiene propiedades de limpieza muy importantes y no es una sustancia especialmente dañina. Para utilizar el vinagre, debemos de vaciar el agua de la taza con un vaso, y echar vinagre blanco hasta cubrir la zona de las manchas, dejar que el vinagre actúe, y después tirar de la cisterna para eliminar el vinagre.
Si lo que se desea es utilizar una sustancia más fuerte, podemos utilizar lejía o un antical comercial, pero eso si, no podemos dejar la sustancia mucho tiempo, ya que puede dañar el material y ocasionar daños aún mayores.
Es muy importante NO MEZCLAR sustancias de limpieza, ya que el comportamiento de estas sustancias mezcladas puede ser toda una incógnita.
El lavabo es uno de los elementos de más uso del hogar, ya que lo utilizamos siempre que realizamos una tarea de higiene personal, este elemento suele sufrir el contacto de muchas sustancias como pueden ser restos de comida, jabón, pasta de dientes, etc.. Esto puede producir que el material pierda su color y brillo natural.
Para evitar esto, a parte de la limpieza rutinaria con un desinfectante adecuado, debemos prestar atención especial al cuidado de su aspecto.
En primer lugar, debemos de asegurarnos de que el lavabo no presenta ninguna pequeña partícula o pelo en su superficie, lo que puede provocar que al limpiar el material roce y se raye. También debemos de utilizar productos de limpieza suaves, preferiblemente en cremas o geles.
El amoniaco y la lejía pueden ser nuestros aliados a la hora de quitar manchas más graves, aunque existe aún una opción aún más fuerte utilizando alcohol y aguarrás. Siempre debemos de aclarar con agua caliente para no dejar ningún resto, tampoco debemos dejar mucho tiempo que los productos actúen.
Una de los principales problemas de las duchas son las acumulaciones de agua, por ejemplo, por culpa del uso de alguna alfombrilla de ducha que haga que se quede porciones de agua estancadas sobre la superficie de la ducha. Esto produce manchas antiestéticas en la ducha.
A parte de la limpieza normal con desinfectante de WC sobe toda la ducha, debemos de hacer una limpieza más exhaustiva sobre las partes de la ducha.
Para ello, utilizaremos un pulverizador donde mezclaremos vinagre blanco y agua, y aplicaremos sobre las partes de la ducha, como pueden ser, superficie, grifos, mampara, etc.. Y después, deberemos de utilizar un trapo seco o gamuza para obtener un mayor resultado y conseguir un acabado limpio y brillante.
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